Al igual que elegimos un determinado tipo de ropa según la estación, en el caso de los zapatos pasa exactamente lo mismo. Hay que lucir un determinado tipo de zapato en invierno y otro en verano.
Ahora que ya comienza a hacer el frío característico del invierno, es un buen momento para recordarte cuáles son las claves para elegirlos correctamente y evitar, por ejemplo, caer en un resfriado o una gripe.
El frío y las malas condiciones meteorológicas del invierno hacen que durante estos meses nuestros pies únicamente puedan utilizar zapatos cerrados o botas.
A diferencia de los de verano, donde los pies van aireados y tienen mayor libertad, los zapatos de invierno tienden a oprimir más el pie y pueden provocar lesiones con mayor frecuencia, como las callosidades en los dedos y en la planta del pie.
Otro de los problemas más frecuentes aparece debido a los cambios de temperaturas que experimenta nuestro cuerpo en esta época.
Lo normal es salir de casa con unos calcetines lo suficientemente gruesos como para protegernos del frío en la calle. Sin embargo, al llegar a la oficina o al trabajo, nuestro cuerpo se enfrenta a una temperatura mucho más elevada.
Este exceso de temperatura que se sufre, puede dar lugar a patologías como las micosis dérmicas y las micosis ungueales, que proliferan en zonas oscuras, húmedas y en donde hay un exceso de calor.
En Clínica Weyler tratamos todo tipo de problemas en los pies. Si tienes cualquier tipo de molestia o necesitas asesoramiento sobre el estado de tus pies, pide cita en nuestro servicio de Podología y te ayudaremos.